miércoles, 23 de diciembre de 2009
Feliz Navidad (ahora sí)
Feliz Navidad, porque de las utopías también se vive...
viernes, 18 de diciembre de 2009
¿cómo escribir sobre lo buena que es la crisis?
Donde yo vivo hay un bar especializado en mañanas de carajillo y porras pasadas, con un camarero de mal gesto, que repite vida cada año desde no recuerda cuando, y que le fía un cortado a Salva cuando Salva cuenta lo de sus 4 criaturitas, lo que comen, lo que rompen, lo que piden... hasta terminar dedicándome los mismos insultos de siempre.
Donde yo vivo hay un mendigo que guarda unos zapatos de charol y una chaqueta de ante azul para vestirse de pasado cuando llega el día de la suerte, y salir a dar limosna a los compañeros que llevan mi nombre escrito en un trozo de cartón.
Donde yo vivo hay 3 chavales con una guitarra de 5 cuerdas y un amplificador maltratado por la calle, que sueñan con tocar en el estadio de su equipo, y disfrutan cada segundo del viejo garaje oxidado donde improvisan canciones con letras de barrio inspiradas en mi.
Donde yo vivo hay un profesor de matemáticas al que no le salen las cuentas (dice que por mi culpa), porque después de las clases se empeña en que despejen la X los chavales que hacen vida de mercadillo, y a cambio les pide eso que tiene tanto valor para él: un poquito de interés.
Donde yo vivo hay gente que no llega a primeros de mes y se ríe de mi los fines de semana.
Donde yo vivo hay una parejita de recién independizados repletos de proyectos, ilusiones, ideas... Es lo único que tienen, y su casero lo sabe, pero vuelve por sus pasos sin decir una palabra cuando le hablan de mi.
Me llaman crisis. Seguro que tú también has oído hablar de mi. Me conocen en todo el mundo, pero no te equivoques. No soy de las que se les sube la fama a la cabeza, nada más lejos. No es práctico. De hecho, quiero decirte que desde este lado se ve otra realidad, quizás no tan dramática. Sí, ya sé que ahora tengo un gran poder, una enorme capacidad para atemorizar, desestabilizar, presionar... basta con seguir un poco la actualidad, ya sabes... pero hay algo que nunca he conseguido destruir. Algo que se planta frente a mi una y otra vez, como un muro infranqueable que me obliga a mirar atrás, a abandonar mi catástrofe más preciada antes de atestar el gran golpe. Sí, lo reconozco, tengo la sensación de que nunca podré con ellos, con la gente. Con su asquerosa capacidad para ser solidarios, comprensivos, generosos... con esa facilidad para ponerse en el lugar del otro que nunca podré entender. Esas conciencias tan blandas que degeneran en ayudas, en esfuerzos... joder, me dan ganas de vomitar cuando lo pienso. Estos humanos, siempre tan humanos... y lo que más me jode, lo que peor llevo es que cada uno da lo mejor de sí cuando sale mi nombre a relucir. A mi costa. Quién sabe, quizás me retire unos años a descansar, a replantear la estrategia de mi próxima sacudida... puede que sea yo la que empiece a estar en crisis.
José Luis García