miércoles, 23 de diciembre de 2009

Feliz Navidad (ahora sí)

Vaya, después de leer mi anterior post, voy a quedar como un abuelete amargado que da capones a los niños, así que os deseo lo mejor para 2010, que a mi entender, podrían ser todas estas cosas: ganas, ganas y ganas de proponeos cosas y conseguirlas. Disfrutar de vuestra mejor di/in versión, que llegue lo que estáis esperando, que leáis cosas con más blógica, que las vacas flacas sean las que ríen, que si hay perros flacos no tengan pulgas, que la rutina sea extraordinaria, que hagáis más deporte, más viajes, más recetas...que veáis más películas y menos tele, que leáis más libros y menos cartas del banco, que tengáis más tiempo para vosotros, que os cuidéis y que os cuiden, que tengáis suerte (pero que la necesitéis lo menos posible), que trabajéis y os dejen trabajar como queréis... que vivir os guste más todavía... (y eso que yo no quería ponerme navideñoño)... ahora sí, Feliz Navidad.

PD: te lo digo en voz baja para que no se entere nadie, pero a mi también me gustaba más la anterior felicitación.

Feliz Navidad, porque de las utopías también se vive...

Feliz atasco, feliz aglomeración, feliz agobio, feliz frío, feliz gasto, feliz indigestión, felices prisas, feliz resaca, feliz nostalgia, feliz broma pesada, feliz telecoñazo, feliz otracamisadecuadros, feliz comeunpocomás, feliz saturación de líneas, feliz puñado de sms (se derrite en tu boca, no en tu mano), feliz cuerpojota, feliz esqueestasfechassonmumalas, feliz niño petardeando por culo, feliz "lo siento está agotado", feliz "lo siento estoy agotado", feliz retransmisión de saltos de esquí desde bcjygtbjytv, feliz cuenta bajo cero, felices campaneces, feliz borracho molestón, feliz christma del corte inglés, feliz otro año que no toca, feliz hay que ir a ver a..., felices despropósitos de añonuevo, feliz no hay taxi libre, feliz por cojones, Feliz Navidad.

viernes, 18 de diciembre de 2009

¿cómo escribir sobre lo buena que es la crisis?

Hace unos meses, Juan Soler (Kaniho "el grande" y amiguete de los que hay que tener), me propuso colaborar en un libro dedicado a la crisis. El libro es idea de www.lacasadelcactus.org y han bautizado el proyecto como ATELIER CRISIS. En él se invitaba a participar a un montón de colaboradores como yo (diseñadores, directores de arte, escribicionistas o simplemente, neuronas inquietas) para que plasmaran la crisis desde un punto de vista "diferente". El resultado del libro es cuando menos interesante, aunque servidor no domina el catalán, ni siquiera para leer su propio texto (estoy encantado de que alguien haya pensado que yo sé catalán). En cualquier caso, doy las gracias desde aquí a Marc Masmiquel por ese currazo de maquetación con el que nos ha obsequiado a los colaboradores. No han faltado, por supuesto, las voces críticas, especialmente contra dirigentes mundiales y no tan mundiales que todos tenemos en mente, pero tampoco los que como yo, han optado por intentar buscarle algo positivo a la crisis. Sí, puede parecer una ilusión demasiado ilusa, pero si algo de bueno se puede sacar, podría acercarse a esto:

Donde yo vivo hay un bar especializado en mañanas de carajillo y porras pasadas, con un camarero de mal gesto, que repite vida cada año desde no recuerda cuando, y que le fía un cortado a Salva cuando Salva cuenta lo de sus 4 criaturitas, lo que comen, lo que rompen, lo que piden... hasta terminar dedicándome los mismos insultos de siempre.

Donde yo vivo hay un mendigo que guarda unos zapatos de charol y una chaqueta de ante azul para vestirse de pasado cuando llega el día de la suerte, y salir a dar limosna a los compañeros que llevan mi nombre escrito en un trozo de cartón.

Donde yo vivo hay 3 chavales con una guitarra de 5 cuerdas y un amplificador maltratado por la calle, que sueñan con tocar en el estadio de su equipo, y disfrutan cada segundo del viejo garaje oxidado donde improvisan canciones con letras de barrio inspiradas en mi.

Donde yo vivo hay un profesor de matemáticas al que no le salen las cuentas (dice que por mi culpa), porque después de las clases se empeña en que despejen la X los chavales que hacen vida de mercadillo, y a cambio les pide eso que tiene tanto valor para él: un poquito de interés.

Donde yo vivo hay gente que no llega a primeros de mes y se ríe de mi los fines de semana.

Donde yo vivo hay una parejita de recién independizados repletos de proyectos, ilusiones, ideas... Es lo único que tienen, y su casero lo sabe, pero vuelve por sus pasos sin decir una palabra cuando le hablan de mi.

Me llaman crisis. Seguro que tú también has oído hablar de mi. Me conocen en todo el mundo, pero no te equivoques. No soy de las que se les sube la fama a la cabeza, nada más lejos. No es práctico. De hecho, quiero decirte que desde este lado se ve otra realidad, quizás no tan dramática. Sí, ya sé que ahora tengo un gran poder, una enorme capacidad para atemorizar, desestabilizar, presionar... basta con seguir un poco la actualidad, ya sabes... pero hay algo que nunca he conseguido destruir. Algo que se planta frente a mi una y otra vez, como un muro infranqueable que me obliga a mirar atrás, a abandonar mi catástrofe más preciada antes de atestar el gran golpe. Sí, lo reconozco, tengo la sensación de que nunca podré con ellos, con la gente. Con su asquerosa capacidad para ser solidarios, comprensivos, generosos... con esa facilidad para ponerse en el lugar del otro que nunca podré entender. Esas conciencias tan blandas que degeneran en ayudas, en esfuerzos... joder, me dan ganas de vomitar cuando lo pienso. Estos humanos, siempre tan humanos... y lo que más me jode, lo que peor llevo es que cada uno da lo mejor de sí cuando sale mi nombre a relucir. A mi costa. Quién sabe, quizás me retire unos años a descansar, a replantear la estrategia de mi próxima sacudida... puede que sea yo la que empiece a estar en crisis.

José Luis García


miércoles, 2 de diciembre de 2009

El polivalente, presente. El irreverente, presente. El ausente, presente.

He pasado lista y creo que estoy. He vuelto al palabreo. Si alguno tiene curiosidad por saber lo que me ha pasado, contaré lo que no me ha pasado para terminar antes... bueno, en realidad le pasó a Marcos, y si alguien no sabe quien es Marcos, allá voy: 
Marcos es mi segundo hijo (la primera es Paula, y es niña en toda su intensidad, tanto que en lo que ella ha cumplido 3 años yo he cumplido al menos 6). Lo que le ha pasado a Marcos es que ha nacido. Suena a villancico, pero me temo que servidor no tendrá el cuerpo para fiestas en muuuchas madrugás (por cansancio y padriditis, no por falta de ganas). Y bien, el peque llegó el día 6 de noviembre, y desde entonces me ha resultado imposible encontrar los minutos que requiere este espacio (sí, aunque no lo parezca, los requiere). De hecho, esta frase está escrita en un día que nada tiene que ver con el que comencé este post. En fin, en los primeros días el peque dormía bien, zampaba mejor y echaba sus cosas de manera más o menos regular. A las dos semanas, los primeros mocos y las primeras toses nos llevaron a urgencias. Lo que parecía un exceso de prudencia se convirtió en bronquiolitis. Con el tiempo vas conociendo experiencias tranquilizadoras que ayudan a pasar el trago, pero ninguna de esas vivencias hablaba de un crío de dos semanas, ni siquiera de dos meses. A pesar del oxígeno y los aerosoles, al tercer día en el hospital hubo que trasladarlo a la UCI por dificultades respiratorias. A partir de ahí, Marcos mejoró, pero en esa semana de hospital las sensaciones han sido tan intensas que realmente, durante muchas horas he tenido la sensación de que no existía nada más allá de mi familia. Sí, ya sé que suena un poco ñoño, pero es curioso que de repente, todo lo demás te importe un huevo, lo que puede parecer irresponsable (por trabajo, especialmente intenso, y especialmente valorado en estos tiempos en que los parados se mueven tanto como los currantes), o poco solidario (niños que en el hospital estén en situación más delicada que Marcos), sin embargo, me sentía satisfecho y orgulloso de mi mismo por pensar así. 
Para rematar, unos días después Marcos tuvo que volver al hospital (con sus padres, que el nene solo no sabe) para vacunarse de un brote de varicela que decidió pasearse por la UCI exactamente el día en que Marcos se recuperaba allí. Aquello supuso casi un día entero, pero volvimos a encontrarnos con otros padres, "compañeros de UCI", que te cuentan sus ilusiones, sus experiencias, sus miedos, y te das cuento de lo pequeño que es lo que te ha pasado.
Desde aquí, me quito el sombrero y todo lo demás ante esos padres que te dedican su mejor sonrisa y excelente ánimo, después de meses en la UCI luchando para que su peque, nacido con 24 o 25 semanas de embarazo, gane unos gramos cada día.
En los siguientes días, había más trabajo en casa que en la oficina, así que hasta ahora no ha podido ser. El siguiente post llegará muy pronto para borrar el saborcillo agridulce que puede haber dejado este, y será con toda la coña que servidor sea capaz de echarle. Nada más pues. 
Que tengas buen día y mejor noche.